segunda-feira, 20 de outubro de 2008

Amor puro y amor emocional


O ato de fazer amor transcende o físico,muito mais do que a troca de fluídos físicos ,os fluídos espirituais de cada um se fundem ao outro no ato do amor puro...mas o homem desaprendeu a amar.Ele teme perder aquilo que possui e também aquilo que ainda não possui...ele ama emocionalmente.
Para aqueles que ainda compreendem a essencialidade do ato do amor puro,a busca se tornou cada vez mais idealizada e solitária...
O homem perdeu a sua capacidade de comunicar-se com a sua amada através dos aros dourados que um dia os uniram,e agora eles(homens e mulheres) se perdem em uma comunicação confusa através das palavras.A comunicação do amor puro e essencial nunca se fez em palavras...
Trechos do Livro de Barry Long,"Haciendo el amor"
Originalmente, hace alrededor de doce mil años, los cuerpos individuales de los hombres y las mujeres estaban permanentemente rodeados por una magnifica orbe o aureola dorada. Esta, irradiando del plexo solar, se extendía visiblemente muy por encima de la cabeza adentro de la tierra y hacia afuera más allá del alcance de los miembros extendidos.


La orbe de la mujer era de un dorado ligeramente más profundo que la del hombre, pero ambas tenían la misma hermosa, sublime y deslumbrante cualidad. La mujer era puro amor, el polo pasivo sereno del amor espiritual humano sobre la tierra. El hombre el polo positivo activo, también era amor, pero no puro amor en el mismo sentido.


El era el amor de la autoridad pura, el principio masculino, que era el guardián del amor, o de la mujer, o de la tierra. El amor de él o de ella era responsable de mantener la cualidad divina, dorada del amor entre ellos. El brillo de sus aureolas reflejaban en todo momento la intensidad y la pureza de ese amor. Su acto de amor físico era extático.


La energía divina generada era tan poderosa que después de hacer el amor sus cuerpos o halos se encendían con un esplendor increíble. Esta irradiación autoluminosa del espíritu o amor creado en cada uno por la unión física era la manifestación de su divinidad sobre la tierra.


El hombre y la mujer al principio del tiempo eran dioses, y ellos sostenían la consciencia y la presencia de su divinidad, su no temporalidad, haciendo el amor físico divino. El halo o la energía dorada era su medio de comunicación, juntos o separados. Su alcance iba más allá de su contorno visible, y a través de ella cada uno estaba en un continuo contacto imperturbado con el otro, en silencio y quietud -esto es en la consciencia mutua del amor puro.


Con el tiempo, cuando uno de los dos halos necesitaban regenerarse, el hombre y la mujer se atraían juntos, hacían el amor como los únicos polos físicos de consciencia sobre la tierra y se iluminaban y regeneraban de nuevo. El regeneraba el amor de ella mientras que ella regeneraba el amor de él y su autoridad. La comunicación entre ellos era tan completa que no había necesidad de hablar. El hablar se desarrolló con el tiempo; en los hombres y las mujeres, que al perderse ellos mismos en el tiempo dado a otras cosas, a construir el mundo, comenzaron a olvidar amar -esto es, olvidaron como ser ellos mismos todo el tiempo. El resultado fue que fallaron en hacer el amor físico, divino.


Sus halos o consciencia perdieron la conexión dorada y tuvieron que empezar a hablar a través de la brecha desarrollada entre ellos. Entonces, a través del habla, apareció los malos entendidos y la emoción. Mientras el tiempo o la falta de amor invadían más el cuerpo del hombre y de la mujer, el habla reemplazó la inmediatez y la plenitud del amor y el vocabulario creció y creció. En vez de 'estar' en el amor, ellos decían, 'te amo', y otros muchos sustitutos verbales para el amor.


Algunos individuos retenían la intensidad del halo más tiempo que otros, pero con el tiempo o el pasado aumentando en cada uno, las cosas fueron inexorablemente peor. Varios miles de años después, la mayoría de los hombre y mujeres habían olvidado como ser amor y como hacer el amor. No obstante realizaban aparentemente el mismo acto físico, no podían liberar o generar la energía divina y personificar en ellos mismos el espíritu viviente o la presencia de amor, el no tiempo. Los cuerpos del hombre y de la mujer no estuvieron ya alineados en el amor sino en el tiempo y la emoción.


En vez de hacer el amor puro hacían amor demandante, emocional. Y e vez de producir niños iluminados espiritualmente, los producían emocionalmente dependientes. La mujer, que una vez fue amor puro, ahora estaba confundida y descontenta perennemente. El hombre, habiendo perdido su autoridad, ahora era impaciente con ella y, tratando de encontrar un sustituto de su autoridad, se volvió ocupado e inquieto perennemente.


Más aún, careciendo de la autoridad para controlarla, utilizó su fuerza física y económica superior para forzarla a una posición social inferior, particularmente explotando el amor de su juventud. Esto la enrabió tanto que engendró el demonio, quien mientras el tiempo continuaba nunca olvidaría o perdonaría la injusticia de él y la corrupción del amor. La carrera humana, la carrera en el tiempo, había comenzado.

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